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¿Inviertes, ahorras o gastas? Así te defines como emprendedor

En el mundo empresarial existen ciertas decisiones que un emprendedor puede tomar y que son también de ayuda para definir qué tipo de empresario/emprendedor es. El camino escogido para administrar los recursos económicos de un negocio es una de ellas, y es que cada manera de desarrollar una empresa es respetable, pero se necesita establecer claramente cuál es la tendencia que se ha escogido, para manejar un negocio y sacarlo a flote con el éxito deseado.

El primer paso es tener clara la diferencia entre gastar e invertir. Para muchos y, en ciertas ocasiones, la delgada línea que divide un concepto del otro es muy difícil de diferenciar. Por esta razón es muy importante que se pueda tener una idea certera de qué significa cada uno de estos términos, de manera que seamos capaces de discernir e identificar cuando hemos tomado una buena decisión o, por el contrario, una que no es necesariamente la más idónea.

Recursos que retornan y otros que se van

El uso del término gastar se da cuando hablamos de las ocasiones en las que utilizamos nuestro dinero para adquirir un bien, producto o servicio que satisface nuestras necesidades, pero ese es un dinero que no volverá a nuestros bolsillos, que se ha consumido y que no tiene retorno.

Para entender bien este concepto. Nos referimos a gasto cuando compramos un carro para uso personal o cuando pagamos los servicios básicos como agua, luz o teléfono de nuestra casa.  Es inevitable incurrir en este tipo de gastos, lo importante es estar consciente de ellos y tenerlos claramente identificados a la hora de emprender para realizar la planificación financiera.

Una inversión, por su parte, es cuando usamos el dinero para comprar en algo que puede generar más dinero. Citando los ejemplos anteriores, podríamos decir que invertir es comprar un vehículo que vamos a usar para producir: lo podemos utilizar en alguna plataforma de transporte para personas, o comprar un bien inmueble para alquilarlo. Con el tiempo, estos bienes se pagarán por sí solos con los recursos que se generan a partir de su uso e incluso llegará un momento en que el dinero generado ya se convierta en una utilidad o ganancia.

Sin embargo, aunque parezca que diferenciar estos dos términos es sencillo, hay que recordar que existen matices que pueden generar confusión y llevar a que las personas utilicen estos conceptos de acuerdo a su conveniencia: algunos vendedores, por ejemplo, pueden disfrazar una compra de inversión con el único objetivo de convencer a una persona de adquirir un bien o servicio.

Gastar, invertir y ahorrar, acciones necesarias a la hora de emprender

Incluso cuando estamos hablando de administrar el dinero de una persona que no es emprendedora, es fundamental que se tengan claros los conceptos para no caer en engaños y saber claramente cuando estamos gastando y cuando estamos invirtiendo. Especialmente si tienes tu propio negocio es muy importante conocer cómo estamos usando el dinero en esas dos acciones que se generan en todo tipo de emprendimiento, pero donde es fundamental encontrar el equilibrio para que nuestra empresa se estabilice y crezca.

El génesis de un emprendimiento está marcado por la adquisición de bienes y servicios necesarios para surgir. Para optimizar esos recursos, el emprendedor debe tener muy claros los conceptos y enfocarse en lo fundamental para un verdadero crecimiento.

La novedad de iniciar un negocio puede llevar a las personas a concentrarse en comprar activos tangibles como maquinaria, mobiliario, materia prima, entre otros. Estas son cosas importantes, pero no todas son una inversión. Muchas de ellas son gastos que no se pagarán solas y, mucho menos, generarán ganancias.

Algunos aspectos que se dejan de lado en este inicio, y que son trascendentales, son la capacitación del equipo de trabajo, o el registro de marcas y patentes. Estos elementos son importantes para la marcha de un negocio y son una inversión que contribuye a la constitución legal de una empresa, pero también a su crecimiento sostenido al contar con personal que está preparado para vislumbrar nuevas oportunidades de negocio y cerrar acuerdos favorables.

Una de las reglas de oro en el manejo financiero de un emprendimiento es nunca mezclar las finanzas personales con las del negocio. Así, es necesario asignar un sueldo para el empendedor para poder definir con claridad y precisión los montos de rentabilidad que el negocio genera. El emprendimiento es un proceso y hay que tener en mente que sobre la marcha y de acuerdo a la experiencia y a la dinámica propia de cada negocio se irán haciendo ajustes para cumplir de manera ordenada con estas condiciones y alcanzar los resultados que se esperan.

Para realizar esta planificación es necesario ser honestos con nosotros mismos para no auto justificar gastos como si fueran inversiones. De manera que en un punto se conviertan en un obstáculo para transparentar la gestión financiera.

Incurrir en gastos es normal, pero es importante ser conscientes de que las inversiones también son fundamentales para encontrar un equilibrio, minimizar los impactos financieros negativos y darnos la oportunidad de seguir creciendo en nuestros negocios.

La inversión es cualquier acción en la que se utiliza dinero para producir aún más dinero. En cambio, cuando hablamos de ahorro nos referimos a la reserva de dinero que puede proveernos de tranquilidad y liquidez inmediata en el momento en que sea requerido y que no persigue ningún tipo de rendimiento financiero.

Consideraciones para invertir

1. Metas claras: Es fundamental que se defina cuál es el propósito de la inversión y definir así mismo las expectativas en el plazo de retorno. Una vez definida la meta, hay que diseñar el plan de acción y establecer obejtivos de retorno.

2. Ahorro como inversión: Se puede destinar un monto de dinero al ahorro planificado, eso puede interpretarse como una verdadera inversión. Siempre se recomienda buscar entidades con un respaldo sólido y trayectoria comprobada para confiar nuestro dinero y generar ganancias en depósitos a plazo fijo o pólizas de acumulación.

3. Las inversiones no pueden hacerse sin contar con información de valor sobre el negocio. Algunas de las consideraciones más importantes a la hora de invertir son: la rentabilidad que ofrece la inversión, el riesgo que supone apostar por ella, facilidades para rescatar el ahorro y costos de administración.

4. El propósito de convertir en escalable a un negocio podrá cumplirse siempre y cuando se ponga en práctica la disciplina financiera que tenga como base el orden para ser eficiente, asignación correcta de recursos y eliminación de problemas de mayor alcance.

Definiendo la rentabilidad

La información es poder. Esa es una premisa que hoy más que nunca ha alcanzado una verdadera relevancia. Todos los datos que puedan utilizarse para darnos una visión real de lo que está pasando en nuestro negocio, deben considerarse.

Para decidir con fundamentos si se debe invertir para el crecimiento de un negocio, es vital medir su rentabilidad. Para esto el análisis no debe reducirse a calcular la diferencia entre ingresos y costos operativos. La rentabilidad es la relación entre el gasto, esfuerzo o inversión que se ha realizado en una determinada actividad y el beneficio que proporciona.

Si tú eres un emprendedor que se inclina más hacia la inversión y al ahorro, más que al gasto, tendrás mayores posibilidades de mantenerte y crecer. Emprender es tener la capacidad de generar valor, y evidentemente de ganar dinero sin mucho dinero.

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