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Organizaciones que se adaptan al cambio

Abraham Maslow dijo en alguna oportunidad que si tu única herramienta es un martillo, tiendes a tratar cada problema como si fuese un clavo. Si una compañía ha sido exitosa durante décadas probablemente no se está poniendo mucho empeño en rediseñar o reinventarse. Después de todo, ¿por qué habría de cambiar si la amenaza al éxito se vislumbra lejos en el horizonte?

Cada vez, con mayor frecuencia, las empresas de renombre que una vez «gobernaron el gallinero» pueden ir a la quiebra. De hecho, de acuerdo con el American Enterprise Institute, el 88% de las marcas que componían la lista Fortune 500 en 1955 ya no están con nosotros. La tecnología, los mercados, las necesidades y deseos del consumidor ha cambiado; estas marcas se aferraban a lo que les había servido de éxito tan bien y durante tanto tiempo, que dejaron a un lado la adaptación a los actuales mercados y al consumidor de hoy, hasta que desaparecieron.

También hemos escuchado que «aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla». Entonces, ¿por qué tan pocas empresas reconocen las consecuencias de no cambiar con el tiempo?

Algunas décadas atrás, el antropólogo germano-americano Franz Boas acuñó esta frase: «Kultur brillen» o en español «Cultura de gafas», para describir que el dedicar todo nuestro tiempo a un ambiente cotidiano nos ciega a lo que está justo enfrente de nosotros. Cuando pasamos demasiado tiempo en nuestro propio entorno nos volvemos ciegos al entorno en general; perdemos la capacidad de ver lo que está afuera. Nuestra cultura nos impide observar los cambios, reconocer las amenazas, y adaptarnos a las modificaciones en el mercado.

Debe llegar una situación realmente crítica en nuestra empresa, en la industria, en el país o en el mundo para aceptar la realidad de los tiempos en que vivimos. AirBnB no vino a competir con los hoteles, sino a satisfacer a nuevas necesidades de los viajeros.  UBER no vino a reemplazar al taxi o ¿sí? Pasó con Blockbuster, Kodak, Remington, Pan Am, Sony Ericsson entre muchos otros.

Los mercados de comodities nunca antes fueron tan volátiles, países enfrentando problemas políticos y/o económicos, industrias completas que de pronto pueden colapsar por cambios en la tecnología, en el entorno, o simplemente, consumidores que buscan una solución más sencilla y menos costosa, son algunas de las condiciones que se presentan en la actualidad.

Hoy en día, la globalización es parte de nuestras vidas a nivel personal y profesional. A nivel personal, las telecomunicaciones y aplicativos informáticos han jugado un papel clave, importante y revelador en cuanto a la manera en cómo los seres humanos actualmente nos conocemos, interrelacionamos e involucramos los unos con los otros.

A nivel profesional, se deja ver un mercado infinito, amplio, ilimitado y lleno de posibilidades, haciéndolo rico en la multiculturalidad y multigeneracionalidad, situación compleja para organizar un grupo humano con diferentes talentos y transformarlo en un equipo de líderes empresariales enfocados hacia una misma visión.

Entonces, hoy en día, claramente tenemos tres retos: el primero es el de amalgamar sabiamente las culturas provenientes de diferentes países en una sola empresa, y el segundo reto es lograr la aceptación, la credibilidad y el respeto entre generaciones mayores y menores. Estos dos retos son factores clave para poder trabajar en equipos eficientes y efectivos, y evitar percances entre los miembros del mismo para lograr una consolidación equilibrada y absoluta. Y por último, desarrollar organizaciones que puedan adaptarse a ambientes y entornos que están sometidos a un constante cambio.

“O Cambias o te cambian. Te reinventas o mueres”.

Pensamos y sentimos en un mundo cambiante e interconectado, viviendo en una gran comunidad, así como en una especie de aldea global en donde nada permanece estático, haciéndose necesario cada día más adaptarnos al impredecible y ambiguo cambio, ya que de otra manera no sobreviviríamos y simplemente morimos.

Vivimos en un entorno VUCA y hasta ahora, no éramos conscientes. Este concepto surgió en el ejército estadounidense después de la guerra fría para referirse a la necesidad de una nueva estrategia ante nuevas realidades y cambios de escenario.

Sus siglas en inglés hacen referencia a cuatro términos clave: “Volatilidad” (volatility) por el hecho de estar sujetos a cambios frecuentes, rápidos y significativos; “Incertidumbre” (uncertainty) por el carácter impredecible de los acontecimientos, “Complejidad” (complexity) por la multitud de factores que pueden verse interconectados y, por último, “Ambigüedad” (ambiguity) a causa de la dificultad que pueden presentar las diferentes situaciones a la hora de ser entendidas.

Este concepto usado para designar una situación beligerante ahora lo usamos para referirnos a entornos laborales. Tal es la versatilidad de su significado, que algunas empresas lo han adoptado para guiar la forma de liderazgo empresarial y su planificación estratégica, dando lugar a los nuevos líderes VUCA.

El entorno VUCA es una realidad en el ámbito empresarial. El contexto es cada vez más cambiante y obliga a las organizaciones a renovarse a un ritmo muy acelerado. Por eso, desde el departamento de Recursos Humanos conviene hacer lo posible por contar con las personas adecuadas y proporcionarles las herramientas necesarias para sacar partido a una situación que, aunque parezca hostil, puede reportar grandes beneficios a tu empresa.

Las compañías necesitan adaptarse a un entorno VUCA, para lograrlo, necesitamos contar y desarrollar ‘líderes adaptables’, capaces de reinventarse permanentemente. Y como estos líderes adaptables no pueden ser eficaces sin un equipo también adaptable, en muchos casos el desarrollo de esos líderes debe realizarse a la vez que el de su grupo. El perfil que debemos encontrar es de “knowmads” o nómadas del conocimiento, que procuran constantemente des-aprender y aprender nuevas habilidades. Son capaces de afrontar los cambios con perseverancia, calma y sangre fría.

Es entonces que en un mundo tan competitivo, rápido y cambiante como el actual, debemos poner al alcance de los empleados una herramienta imprescindible: el conocimiento. La formación constante para los colaboradores es una inversión en el progreso de la compañía. Además, la innovación se convierte en el ingrediente principal para ir a la par de los cambios empresariales que van sucediendo en el camino, a través de las constantes transformaciones que la tecnología propone. Si bien es cierto, la rapidez de la tecnología asume una connotación positiva para el crecimiento y desarrollo de nuevos mercados, es también un arma de doble filo si no estás preparado para afrontar los cambios impredecibles de la misma globalización que hoy en día aborda y abruma a nuestro universo.

En medio de todo esto, necesitamos también desarrollar organizaciones resilientes con disposición al cambio. La Resiliencia Organizacional es la capacidad de una organización para anticiparse, prepararse, responder y adaptarse a los cambios cada vez mayores y a las interrupciones repentinas con el fin de sobrevivir y prosperar.

Va más allá de la gestión de riesgos con respecto a una visión más integral de la estrategia enfocada en el éxito y la salud empresarial. Una organización resiliente es aquella que no solo sobrevive a largo plazo, sino que también se reinventa, superando las pruebas del tiempo.

En un entorno cambiante, la resiliencia organizacional y la gestión de la continuidad del negocio buscan tener compañías flexibles y no rígidamente empeñadas en mantener sus condiciones actuales. Esta nueva perspectiva impulsa a ver la resiliencia organizacional y el quehacer de la continuidad de negocio de una manera más proactiva, ayudando a superar las pruebas y desafíos durante el transcurso del tiempo e incluso promoviendo el crecimiento, las ventajas competitivas y la prosperidad de las compañías.

Las empresas y los empresarios que buscan manejar estrategias exitosas en medio de este ambiente VUCA, con resiliencia, necesitan la figura de un líder que ejerza una influencia positiva y que sea capaz de adaptarse a los continuos cambios con el conocimiento y perseverancia que se requieren. Aquellas empresas que no sepan adaptarse con rapidez, agilidad y constancia a los cambios e imprevistos que van surgiendo, sus perspectivas de progreso y proyección se verán abocadas al fracaso ante la fuerza y estabilidad que ya están consiguiendo sus principales competidores y el resto de compañías del sector. El seguimiento de estrategias resilientes y el mejoramiento de los niveles de madurez permiten afrontar y gestionar de manera eficaz la incertidumbre que ocasiona la crisis, desarrollar el potencial de los actores hasta convertirlo en talento, para aprovechar positivamente los eventos adversos a través de la creatividad e innovación.

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